La implantación del ascensor inclinado está fuertemente condicionada por los parámetros técnicos de ejecución de la propia instalación, que definen con muy poco margen de variación las cotas de salida y llegada de la cabina. La necesidad de mantener unos puntos de parada que garanticen la accesibilidad a la instalación a personas de movilidad reducida exigen aproximar las cotas de aceso a los puntos más bajos y próximos a las aceras. En cambio el mantenimiento de un gálibo mínimo en la zona de trazado, (fijado a 2,40 cm en el caso mas crítico), para garantizar la permeabilidad en sentido transversal entre los bloques, obligan a mantener unas cotas de trazado lo más altas posibles. El compromiso entre estos dos requerimientos, junto con la reducción del impacto visual de la instalación, han sido las premisas de salida de la solución proyectada.